El árbol solitario (es inútil...)

FEBRERO 2008

Tan inútil como el sonido del árbol, del proverbio aquel, que cae sólo en el bosque sin ser percibido, así de inútil ha resultado para mi la Agenda.
Me engaño a mí mismo llevando el estricto control y apunte de las cosas que debo hacer en una agenda, para contrarrestar el olvido, el despiste hereditario del que no pude escapar. Me engaño pues de mirar diariamente la agenda... también me olvido.


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