Cotidiano
AGOSTO 2010
Cuando me pongo cotidiano empiezo a hablar con nombres y apellidos y a citar y catalogar cosas que tienen sólo interés para mí. Acaso incluso ni a mí me importan muchas cosas que digo.
Paro para rascarme, parezco un perro. Una alergia boluda se adueñó de mí otra vez. Lo mismo me pasaba siempre qu tenía épocas difíciles de pasar. Estudios, situaciones complejas. Pero mal digo, el boludo soy yo, porque la causa y la forma de eliminarlo es puramente psicológica. Psico-humoral si me pongo fino. Y, como siempre, ahora que la pienso la siento insoportablemente presente.
Los últimos tiempos (a ver si cambiando de tema calma) no he escrito tanto ni he compuesto mucho. Es más, es uno de los años en que menos me he sentado a tocar mis canciones. No grabo y tampoco publico lo poco que escribo. ¿No querré mostrarme? Pienso que puede ser lógico. Musicalmente tiene incluso más lógica, porque primero debiera reconocerme yo, que literariamente. Me dediqué a desarrollar mis conocimientos de computación y diseño. No es difícil por cierto pero, sin dudas, es menos profundo. No pongo en movimiento el alma, me quedó haciendo la plancha en la superficie. Pienso, pienso, pienso. Tocando, componiendo y escribiendo siento. ¿No querré sentir? Estoy borrado. Me estoy borrando de todo. Es necesario a veces borrarse y echarse al lado del camino. ¿Me gusta? No lo disfruto. Tal vez no lo acepte. Y quizá debo aceptar que estoy así porque así es. Sé que cuando quiera puedo salir. Conozco la riqueza emocional. Que la pasión y la dedicación por escribir y componer las tengo. Que mi mente y mi cerebro son los mismos. Que tan sólo estoy en otro momento. Hubo un momento de hacer como hubo un momento de creerme limitado. Hoy, así como debo inobjetablemente aceptar que aprendí a cruzar esas limitaciones artísticas, debo aceptar calmadamente la inacción del alma n su trazo propio. Leo sí, y ahí está mi alma. Escucho música y abro a ella mi ser. No es ni siquiera un mal momento. Debo acoger y disfrutar ese estado con sus expresiones y sus letargos actuales. Porque son sinceros, y eso puede bastar para hacerme feliz. Soy quien soy sin poner en movimiento ninguna falacia para mantener viejas actividades. ¿Habré comenzado la aceptación?
Cuando me pongo cotidiano empiezo a hablar con nombres y apellidos y a citar y catalogar cosas que tienen sólo interés para mí. Acaso incluso ni a mí me importan muchas cosas que digo.
Paro para rascarme, parezco un perro. Una alergia boluda se adueñó de mí otra vez. Lo mismo me pasaba siempre qu tenía épocas difíciles de pasar. Estudios, situaciones complejas. Pero mal digo, el boludo soy yo, porque la causa y la forma de eliminarlo es puramente psicológica. Psico-humoral si me pongo fino. Y, como siempre, ahora que la pienso la siento insoportablemente presente.
Los últimos tiempos (a ver si cambiando de tema calma) no he escrito tanto ni he compuesto mucho. Es más, es uno de los años en que menos me he sentado a tocar mis canciones. No grabo y tampoco publico lo poco que escribo. ¿No querré mostrarme? Pienso que puede ser lógico. Musicalmente tiene incluso más lógica, porque primero debiera reconocerme yo, que literariamente. Me dediqué a desarrollar mis conocimientos de computación y diseño. No es difícil por cierto pero, sin dudas, es menos profundo. No pongo en movimiento el alma, me quedó haciendo la plancha en la superficie. Pienso, pienso, pienso. Tocando, componiendo y escribiendo siento. ¿No querré sentir? Estoy borrado. Me estoy borrando de todo. Es necesario a veces borrarse y echarse al lado del camino. ¿Me gusta? No lo disfruto. Tal vez no lo acepte. Y quizá debo aceptar que estoy así porque así es. Sé que cuando quiera puedo salir. Conozco la riqueza emocional. Que la pasión y la dedicación por escribir y componer las tengo. Que mi mente y mi cerebro son los mismos. Que tan sólo estoy en otro momento. Hubo un momento de hacer como hubo un momento de creerme limitado. Hoy, así como debo inobjetablemente aceptar que aprendí a cruzar esas limitaciones artísticas, debo aceptar calmadamente la inacción del alma n su trazo propio. Leo sí, y ahí está mi alma. Escucho música y abro a ella mi ser. No es ni siquiera un mal momento. Debo acoger y disfrutar ese estado con sus expresiones y sus letargos actuales. Porque son sinceros, y eso puede bastar para hacerme feliz. Soy quien soy sin poner en movimiento ninguna falacia para mantener viejas actividades. ¿Habré comenzado la aceptación?
Comentarios
Aceptarnos vivos es luchar porque esa vida este llena de vida
dormir- morir
w.shakespeare