Proverbio chino

Leí una vez un proverbio chino (ya saben, esos textitos que nos atraviesan de un sacudón a veces y que olvidamos en un cajón de la memoria, otras) que decía: "Cuando te colme una gran alegría no prometas nada a nadie, cuando te invada un gran dolor no respondas ninguna carta". Lo seguí casi como un amuleto. La contemplación y su sentido, la templanza, el no-hacer, todo eso llegó después, se fue dando como un avance expansivo. Es decir, en distintos planos a la vez. Nada decía el proverbio de cuánto yo por conocer había en esas infinitas márgenes oscuras. Nada decía del inexplicable poder que da habitar el instante fugaz entre los sucesos y la reacción. No detallaba el proverbio que su pequeña puerta de ratonera llevaba al umbral del sentido de la vida.

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