Acerca de los dones (Dones II)

AGOSTO 2010


He desarrollado una nueva habilidad. Quizá en parte por los caminos dejados detrás, quizá en parte por el ejercicio de nuevas formas de enfocarme como artista; y al fin como ser. Mi nueva habilidad es la de la rápida percepción del abismo interior. Candentes mis plantas de iniciar abrasadores trechos, alertan a mi voluntad para que ordene la retirada. Yo elijo dar el paso al costado. Antes podía también elegirlo pero dos aspectos variaban: Mis armas, mis técnicas de evasión eran primitivas; y segundo, no existía la alarma. Diré sin culpa que andaba sobre las brasas como un perfecto fakir.

Otra vez escribo mis dones. Los describo bajo la luz que les echo, como marcando una piedra del camino para saber volver. Los dones o las habilidades claramente pueden desarrollarse. Y eso coincide con la idea que muchas veces repetí en forma automática: todos tenemos potencial para todo. Nacemos ilimitados. Y cada cual, individualmente, desarrolla o bloquea distintas vías. Vive situaciones únicas; codifica su propia genética intelectual y espiritual. Pero con la perseverancia aparecen los dones. No abandonar y mantenerse abierto a las contingencias es perseverar. Y andar de esta forma hace que avancemos en busca del destino propuesto. De una u otra forma acabaremos encontrando la forma de enfocar a donde queríamos, pese a que el camino sea en todo momento insondable.

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