Rememorando sabores

Siempre desconfié de los recuerdos, intuyendo que cada presente tiene sobre él un absoluto poder transformador. ¿recuerdo el olor del aula de cuarto grado? ¿o invento una nueva conjugación de aromas cada vez que de alguna manera disparan la molécula de imágenes y sensaciones almacenada? Tal vez invente también las otras partes de dicha molécula. Es por eso quizá que me detuve luego de escribir "rememorando sabores" y, tras breve contemplación, sobrescribí "redescubriendo sabores".

Colombia fue una aventura inolvidable para mi paladar. Desde la comida casera hasta la gourmet, los snacks, las frutas, la pastelería, la bebida. Todo ha sido exótico, pero inevitablemente olvidado. He tenido luego el recuerdo que mi capricho emocional fue emitiendo a cada nuevo presente sobre aquellos días. Ya lejos de aquel momento, me hallaba yo en una mesa de La Arepería (en Buenos Aires), reescribiendo el encabezado de una foto a punto de salir a la luz de Instagram.

Sé que tal vez en vano busco con palabras asir la vivencia compleja de las papilas gustativas, de los sentidos todos, en éxtasis. Pero sospecho que cuánto más tarde en intentarlo, mayores chances de fabulación tendré.

El corazón, perplejo por la calidad/calidez. Es ciertamente extraño fundir estas dos palabras buscando apuntar a un estímulo producido por una comida. Quizá la respuesta está en que no es la comida sino la mano que la crea la responsable de tal compleja caricia.
Antes que en este lugar de platos colombianos, había llegado a esas sorpresivas emociones ante la mano cocinera de Casa La Masía y sus artesanías veganas. ¿Que se repetía en tan distintos menúes? Sin duda, lo sorpresivo. Lo constantemente sorpresivo dado por las combinaciones, los equilibrios, los buscados desequilibrios. Comidas libres de pretensión, libres de complejidades,   abundantes en sazón y creatividad: la limonada de coco, las "altamente recomendadas" empanadas de queso con maracuyá, el cerdo braseado con salsa de tamarindo, el flan de lima y coco; todo, explosivo, nuevo, indescriptible. El guacamole, sin embargo, fue quien me generó la sensación de estar rememorando sabores del pasado; quien disparó la cascada de moléculas guardadas. Yo sabía, en cambio, que a todo nombre que el recuerdo archiva, le infunde su propia vida cada nuevo presente.

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