Charlas superfluas

JUNIO 2010

¿Cuan cerca los tengo? Tenía sueño; me lo quitaron constantes voces muy cerca de mis oídos. ¿Cuan cerca estarán? Son centímetros: más de uno, menos de noventa y nueve. Es un contacto. Como si me sacudieran. El sonido es aveces un contacto muy notorio. Cada tanto, de tan cerca, el pie de uno de ellos roza con el mío.
Tuve la esperanza de que se mantuviera un mágico silencio, pero duró poco. Rapidamente retomaron el camino de la conversación. Se conocían de antemano y volvieron a encontrarse justamente hoy. Sólo relación laboral. Se vieron alguna vez, pero no conocen nada de sus vidas. Se les ocurrió de repente conversar para matar el tiempo. Y se les ocurrió hacerlo muy cerca de mis oídos. Yo no sé cuan cerca, pero ella habla y cada tanto acoplan sus agudos dentro de mi oreja.

Hay gente que es adicta a conversar con el primero que se le cruza. Me tocaron a mí. Me desperté; se me fue la nube del sueño. De "¿ya nos conocíamos?" llegaron a hablar del trabajo actual y hasta de viajes. Todo muy profundo. Dos cosas detesto: La risa de ella aparece sin previo aviso, tan repentina que ni siquiera es una frase graciosa la que la origina; él, como si lo supiera todo de la vida, habla con la solemnidad del sabio. Habla gansadas con solemnidad. Ella, sin embargo, quiere meterse en lo profundo de las culturas. Él responde confeti maquillado con audacia. Él le lleva la corriente de vez en cuando y ella le dice que sí cuando se nota que quiere decir no.

O me he despabilado completamente o han bajado la voz (quizá por verme escribir cada vez que cambian de tema), porque ya no me molestan tanto. Me adapté al murmullo constante. Estoy quizás disfrutando de su charla superflua.

No han vuelto los silencios ni mi esperanza. El viaje se acerca a su fin. Afortunadamente. Suena un teléfono. Supuestamente él acaba de cancelar una cita con la esposa que lo recogería al descender del ómnibus. Ella, la interlocutora, se calló. Ahora sólo habla él. Ella desconfía tanto como yo. Vaticino que se venga un intercambio de formas de contacto, claro, iniciado por él.

Espero con sonrisa maliciosa el final de este viaje en que las cuestiones superfluas me distrajeron del tedio del camino.

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