Llego a casa y, en apenas algunos tuits leídos, me entero de que Prince (el músico icónico) ha muerto. Al principio con una desconfianza que no llego a saber si es cualidad que otorga algún críptico mensaje o si es más bien propia de mi mente atascada en el proceso de adaptar la noticia a su realidad proyectada. No llego a saberlo porque el instante de duda dura algunos segundos. Muy pronto otro montón de tuits, mensajes de facebook, fotos de instagram, lo confirman. No necesita mi mente siquiera remitirse a un medio de difusión respetable, es la autoridad social la que habla. Por último, Emilio me escribe una linea que me deja pensando. "Se murió Prince, ¿qué pasa que se están yendo todos?". ¿Es posible eso? ¿Que todos se estén yendo? Es cierto, la seguidilla de músicos que dejaron este plano ha sido descomunal en el último tiempo. Al menos la atención, el enfoque general, ha apuntado a ese suceso con interés. Prince, George Martin (productor de Los Beatles), Keith Emerson...
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