No ha venido un ángel

OCTUBRE 2008

No han venido ángeles. No ha venido un sólo ángel en tantas noches a detenerme. Ni a abofetearme. Tengo un cuerpo que acelera y acelera y acelera. Y que nadie, ni siquiera un sólo ángel lo detiene.
Con los ojos inyectados y las energías agotadas caigo donde caigo acabada casi la noche.
Hubo un reino de alegría, era el sol en las paredes, era Eldorado en mi casa. Y me perdí en las palabras. Me enredé sin comprenderme enredado. Y mi larga noche inacabable me robaba el oro. Y la eterna noche agotadora me ponía cada vez más flaco y débil.
Y en esas largas noches ni siquiera un ángel se presentó a gritarme que el abismo estaba cerca.



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