Obsesivo-Compulsivo

DICIEMBRE 2010




Un día (cuando logro vencer la torpe adicción por la computadora) me hallo reorganizando cajoneras. Disfruto del equilibrio de cosas pequeñas como las gamas de colores, como los bordes alineados; bellezas cotidianas que endulzan la vida. Me valió más de una vez, a veces de mi propio juez, el calificativo de obsesivo.

Pueden las lineas, sin embargo, perder el orden, puede el polvo descansar sobre algún mueble un tiempo; no es algo que me desespere hasta el momento de darle orden por mano propia. Pero sí disfruto la belleza del sutil equilibrio. Cuando no, disfruto alguna mayor comodidad. Las razones me dan la razón y yo me río de todos en la cara...

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