Fugalada

A Goyco, SEPTIEMBRE 2011


Por más increíble que pareciera, estaba volando. No ejerciendo el fugaz aleteo que lo llevaba de un lugar a otro de su habitación (de la que, por cierto, no podía quejarse -excepto por no permitirle el vuelo-), sino un deslizarse por metros, kilómetros tal vez. Dejarse llevar por el viento y todo ese cúmulo de cuestiones físicas de las que se había informado, pero que jamás pensó poner en práctica. Planeaba sin más rededor que un cielo inmensamente celeste, sin nubes, con un enorme reflector cristalino encima que volvía paradisíaca aquella primer aventura.

La mente se había a la vez librado de todo otro asunto que no fuera disfrutar. Sentía que la vida era ahora algo que corría en sus venas, desde su cabeza hasta sus alas. Para ésto había nacido, sin dudas. Para ésto, un artesano perfecto lo había diseñado. Había escuchado hasta el hartazgo que sobre su vida, como sobre la de todos los de su especie, pesaba una condena al cautiverio. Fuera del encierro, no sabían cómo manejarse, alimentarse, defenderse ni guarecerse. Y bajo el influjo de esa sentencia, millones de ancestros, arracimados en los genes de su sangre, habían sabido nacer, reproducirse y morir. Existía en todos ellos una aceptación genética. Por eso, a pesar de todo, cantaban como viejos bluseros.

Planeaba ajeno, liviano, etéreo, cuando una idea se le agarró en la piel. ¿Cómo había llegado hasta ahí arriba? No recordaba el momento glorioso en que quizás había sabido encontrar la hendija justa en su puerta mal cerrada, por un fugaz y único descuido de alguno de esos familiares suyos que desde su tan diferente especie lo alimentaban, guarecían y defendían con amor. No había conexión entre su vida en cautiverio y su vida de vuelo liberador bajo la luz del sol... Hasta que de pronto lo supo.

Voló unos minutos más en silencio; al fin recordó su nombre y sonrió: Varias cosas, evidentemente, habían trascendido junto con él hacia esta nueva vida.

Comentarios

INGRID YASMIN ha dicho que…
GOYCO TE EXTRAÑO!!!

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