Música es revolución
ENERO 2011
A veces parece que en la música lo importante es dejar un mensaje. Explícito digo. Comprometerse digo. Tomar partido digo. Es imposible que eso sea parte de la música. Periodistas que me gusta escuchar, con los cuales comparto gustos musicales y de quienes aprendí interesantes cosas de músicos y artistas, mezclan la pasión por la música pura con un entorno hostil; con un costado ideológico, de enfrentamiento y oposición. La música es arte y amor. Es la revolución, esa fuerza impresionante imparable inenfrentable, pero la revolución con flores, con amor. No se relaciona con la guerra. El universo de la música está del lado de la luz. Construye, crea. Nunca mata ni destruye. La música se opone a todo guerrillero y guerrilla, a toda violencia y sentimiento oscuro del ser. Se opone con una luz propia. De manos de estudiosos o de instintivos, de complejos o simples. Todos hablamos del verdadero amor que tiene su propia creencia, ideología y predilección. No busca nada: Ni ganar, ni generar, ni evocar, ni convencer, ni vender. La música se retroalimenta con su propia belleza en un ser cíclico y redundante.
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