Estuve en un sueño...

OCTUBRE 2013

 Los sueños son esos grandes misterios del universo que, como todos, tienen su aburrida explicación científica y muchas grietas en las que acecha el más allá.

Existe algo que siempre me produjo un poco de nostalgia, y es el hecho de no poder tener conciencia de la propia participación en el sueño ajeno. Es decir, alguien me dice: "Estuviste en mi sueño" y yo me tengo que atener al inexacto registro que el soñador ha hecho de su propia aventura onírica. Termino de escuchar con una emoción que resulta al fin un estallido de neblina: Tan rápido como el relato termina se disipa y me deja ese rastro de nada en el alma. Nada, por no haber podido tener consciencia ni acción en ese universo en el que, por unos segundos quizás, estuve.

Pero hace poco recibí de una amiga una oferta distinta: "Quiero que cantes en mi sueño". Acepté sin dudarlo, sin saber bien qué hacer. No era yo siquiera el que soñaba así que ¿cuáles eran los límites de mi participación? Tras mucho meditar, llegué a dos conclusiones: Si hay algo que los sueños no tienen es premeditación ni libretos, así que no me quedaba más opción que entregarme a él sin pensar. Aparte, descubrí maravillado que podía (yo y todos los partícipes esa tarde) por primera vez tener conciencia de los momentos inolvidables de vivir un sueño ajeno. 


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Definitivamente sos un grande Ale, por eso te pedí que cantes en mi sueño.
Los privilegios de la vida, tu corazón puesto en ese momento que vivirá para siempre.
Simplemente GRACIAS amigo. Una profunda admiración por vos.

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